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5% adicional de cotización: Una reacción rápida

22 de agosto del 2016


Si no hubiésemos tenido la gran marcha del domingo 24 de julio, ¿habría la Presidenta Bachelet anunciado el martes 9 de agosto una reforma al sistema de pensiones? ¿Estaríamos discutiendo hoy con esta urgencia esta reforma en el Congreso? El sentido común nos dice que no. Está correcto reaccionar bien al sentir ciudadano, pero es peligroso reaccionar bien rápido al sentir ciudadano. Es importante reflexionar que este 5% de mayor cotización sube el costo laboral de Chile frente a otros países de la región en un mundo globalizado. Al incremento anterior hay que sumarle un incremento de largo plazo de al menos un 14% (tomando la experiencia de Canadá) que puede significar la reforma laboral. Reforma laboral (14% de mayor costo) más reforma de pensiones (5% de mayor costo) será un incrementazo del costo laboral dentro de una preocupante realidad de productividad laboral media negativa y una productividad total de factores (corregida por trabajo) negativa hace muchísimo rato (índice Icare-Clapes UC). ¿No será hora de respirar profundo y levantar la mirada con calma? Uno de los grandes componentes del éxito económico de Chile ha estado basado en el gran apetito de China en el cobre en las últimas décadas. Hoy esto se ve distinto. China ha anunciado cambios en su modelo de crecimiento que deberían impactar por un largo período los ingresos de Chile por el cobre. No podemos darnos el gusto de esperar un próximo superciclo del cobre para recuperar nuestro crecimiento y la capacidad de generarle bienestar económico a nuestra sociedad a través del empleo y el gasto social. La agricultura, la pesca, los salmones tampoco aparecen hoy (por razones públicamente conocidas) como el recambio natural del cobre como motor de exportación y crecimiento. Hoy es el momento de movernos desde una economía de exportación de recursos naturales o una economía de exportación de servicios aprovechando las oportunidades que nos da la economía digital. El flujo mundial de servicios ( proxy exportaciones de servicios) el 2014 fue en torno a US$ 3 trillones, superando al flujo de bienes mundiales ( proxy exportaciones de bienes). ¡O sea, la oportunidad de exportar servicios es hoy mayor que la de exportar bienes! Y esta oportunidad está acá al lado, en nuestra región. Dentro de las ciudades que más crecerán a nivel mundial en consumo en el mundo están Ciudad de México, Sao Paulo, Buenos Aires, Lima, Monterrey, Bogotá y Santiago. Si levantamos la mirada, nos deberíamos preguntar cómo enfrentar este desafío del muy probable fin del superciclo del cobre. ¿Cómo exportamos capital humano vía servicios (aprovechando las grandes oportunidades que nos da la economía digital)? El Gobierno está tramitando un proyecto de ley que incluye la promoción de las exportaciones de servicios, por medio de dar ciertos incentivos tributarios. Pero el problema parece ser mucho más complejo que eso. Claro, porque para incentivar la exportación de servicios hay que hacerse las preguntas realmente relevantes en el mercado laboral: ¿Cómo mejoramos nuestra productividad laboral (hoy negativa y solo un 34% de la productividad laboral de EE.UU.)? ¿Cómo capacitamos (al año se desperdician US$ 300 millones en capacitación)? ¿Cómo certificamos competencias laborales (hay 3,2 millones de personas en la fuerza laboral sin título ni técnico ni profesional)? ¿Cómo incorporamos más jóvenes al mercado laboral (1,5 millones de jóvenes entre 18 y 28 años, donde solo trabaja un 40,7%)? ¿Cómo generamos mejores empleos (más asalariados y menos cuenta propia) con mejores remuneraciones y mejor seguridad social (ingreso mensual laboral medio $560.162 para el asalariado versus $276.903 para el cuenta propia)? ¿Cómo logramos que el salario mínimo sea solo la puerta de entrada al mercado laboral y no la remuneración de por vida (en el 20,6% de las relaciones laborales que gana un salario mínimo su duración es mayor a 42 meses)? Mi convicción es que la real necesidad de incrementar las pensiones no es una política pública que se pueda patear para el futuro ni menos para el córner. Con la misma convicción, no se puede prescindir de dialogar (con calma), de analizar (en forma sistémica y profunda), ni de pensar (con responsabilidad futura y presente) para responder la gran pregunta: ¿Cómo incrementamos las pensiones en forma relevante (pensiones dignas) y sustentable (que se puedan pagar siempre y en forma justa), sin elevar demasiado el costo laboral; sin perder competitividad mundial, y sin perder la oportunidad de generar mejores empleos, más bienestar económico y mejor seguridad social? Publicado en El Mercurio.
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Pensiones
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