Hace ya muchos años que hablamos del cobre como el sueldo de Chile. Y claro,
para ejemplificar recordemos que en 2006 y 2007 (años en que vimos con mayor
intensidad nuestro último boom de cobre) la minería era cerca del 20% del
PIB chileno y que a comienzos de los 70s las exportaciones de cobre
representaban más del 70% de las exportaciones totales y, tal vez no menos
importante, en 2006 y 2007 la minería era cerca del 33% de los ingresos
fiscales.
En ese escenario la actual caída del precio del cobre, que últimamente se ha
estado transando cerca de los 2.5 dólares la libra, genera preocupación.
Obviamente, porque estos 2.5 dólares por libra son mucho menores que los 4.0
dólares promedio de 2011.
Estamos en proceso de fin del boom de precios de commodities de la última
década que no sólo ha afectado al cobre (es cosa de ver qué ha pasado con
los precios de otros commodities tales como el oro, la harina de pescado, la
celulosa, entre varios otros) y que requerirá un ajuste de la economía
chilena hacia una economía menos dependiente del cobre.
Sin embargo, parte del ajuste ya lo hemos hecho. ¿Por qué? Partamos por el
precio. El precio real del cobre (es decir ajustado por la inflación
internacional) promedió en los últimos 50 años cerca de 2.5 dólares la
libra. En la última década los mayores precios se alcanzaron en 2011 cuando
el precio real del cobre promedió más de 4 dólares (valorizados en moneda de
2014), pero desde esa fecha el precio ha ido disminuyendo paulatinamente
pasando a un 3.7 en 2011, 3.4 en 2012, 3.1 en 2014 y cerca 2.5 en los
últimos días. De ahí que llevamos ya cerca de cuatros años de caídas
paulatinas del precio real que por el momento nos está llevando a su
promedio histórico
También hemos ido ajustando paulatinamente los ingresos del Fisco
provenientes de la minería. El peak de ingresos fiscales ocurrió en 2006
cuando representaban cerca de 8.4% del PIB de esa fecha. Sin embargo, ya en
2010 esta cifra había disminuido a sólo un 4.4% del PIB; a 3% PIB en 2012; y
a 1.8% del PIB en 2014. Entre 1991 y 2000 (años anteriores al boom del
precio del cobre) la recaudación fiscal por este concepto fluctuaba entre 1%
y 2% del PIB, por lo que nuevamente ya hemos hecho parte importante del
camino a un escenario de más normalidad.
El porcentaje del PIB destinado a minería llegó a un peak de cerca de 20% en
2006 y 2007. Sin embargo, la importancia de la minería desde esa fecha ha
ido disminuyendo y llega hoy a cerca del 11% del PIB, lo que es muy similar
al promedio entre los años 1960 y 2014, por lo que parte importante de la
excesiva dependencia al cobre también se ha ido disipando en esta dimensión.
Parte del ajuste acerca de esta excesiva dependencia del cobre ya lo hemos
hecho, esas son las buenas noticias. Las malas noticias es que hay que
darse cuenta que los años de abundancia por precios y márgenes del cobre ya
pasaron y por lo tanto, nuestra capacidad de gasto, en especial en el sector
público, son hoy mucho más limitadas. Dependerán en el futuro mucho más de
lo que ocurra en el resto de nuestra economía y mucho menos de lo que suceda
en el sector minero. El sueldo de Chile está entonces cada vez más
determinado otras fuentes de productividad y cada vez más alejado de las
fluctuaciones del precio.
http://www.economiaynegocios.cl/noticias/noticias.asp?id=164597del cobre.