1. Iniciokeyboard_arrow_right
  2. En los medioskeyboard_arrow_right
  3. ¿Cómo mejorar la reforma laboral?

¿Cómo mejorar la reforma laboral?

18 de agosto del 2015


Una reforma laboral debería tener como objetivos estimular la creación de empleo, generar condiciones para un aumento sostenido de las remuneraciones y mejorar la calidad del empleo. Esto último se puede lograr a través de múltiples formas; por ejemplo, a través de una mejor capacitación, ampliando oportunidades para conciliar la vida laboral con la familiar y mejorando las relaciones laborales. Lamentablemente, el proyecto que hoy se tramita en el Senado no cumple con esto. Al menos podría esperarse que si no mejora las oportunidades de empleo, no las deteriore. Pero no es así. La sindicalización forzosa a la que lleva, más el fin del reemplazo en la huelga, generan un aumento artificial de salarios (esto es, no acompañado de mayor productividad) que redunda en una pérdida que hemos estimado en Clapes UC en unos 150 mil empleos, del orden de 2% de la fuerza laboral chilena. Por supuesto, es muy deseable que los salarios se incrementen, cuando ello es sustentable en el largo plazo, es decir, cuando está basado en ascensos reales de productividad y no cuando se hace a expensas de los trabajadores no sindicalizados, informales y los desempleados, que son los que sufrirán las consecuencias negativas de este proyecto. Algunos han dicho que advertir estos efectos, advertencia que se basa en estudios serios, es hacer campaña del terror. Esta es una forma barata de evitar el debate, y equivocada. Son los mismos que reaccionaron de igual forma cuando en junio de 2013, recién conocido el programa de gobierno de la Nueva Mayoría, advertimos que iba a provocar una fuerte caída en el crecimiento, la inversión y la creación de empleo. El fin del reemplazo en la huelga no solo produce el efecto en empleo que mencionamos. También puede producir la desaparición de muchas empresas, como han advertido los representantes de las pymes y los emprendedores de Chile. Por esta conjunción de factores, todos los países de la OCDE de los que tenemos información, con la excepción de México, permiten el reemplazo interno durante la huelga, entre ellos los países nórdicos a los que tanto miramos (Finlandia, Noruega y Suecia). Esperemos que este proyecto laboral no quiera dejar a Chile en una posición casi única en el mundo, como ya hizo -lamentablemente- la reforma tributaria. Además, debería considerarse otra evidencia internacional. La eliminación del reemplazo externo en Canadá -donde se mantuvo el reemplazo interno- aumentó la incidencia de huelgas en 12% y la duración promedio de estas en 32 días (Cramton et al , 1999). Otro elemento que preocupa es que el sindicato tenga veto sobre la extensión de los beneficios de la negociación colectiva a los no afiliados. Así, la extensión de estos beneficios por parte del empleador sin la anuencia sindical es considerada práctica antisindical en el proyecto. Hemos propuesto un mecanismo que suprima este veto, pero que a la vez elimine un desincentivo a la afiliación (Clapes 2015). Consiste en que los trabajadores no afiliados que se beneficien del convenio colectivo deban pagar el 100% de la cuota del sindicato, no el 75% que rige hoy. Sería bueno que nuestras autoridades y legisladores consideraran que la extensión de beneficios aludida es una recomendación tanto de la OCDE como de la OIT. Más aún, en algunos países es obligatoria. ¿O será que se cita a la OCDE solo cuando conviene? Finalmente, es importante mencionar que ha habido un elemento completamente ausente en este debate laboral: el costo fiscal de este proyecto es cuantioso. Y la razón es conceptualmente simple: cuando se empujan las remuneraciones al alza sin incrementos de productividad laboral (como hace este proyecto), las empresas tienen fuertes dificultades para trasladar a precios esta alza de costos; en una economía abierta que además tiene la demanda interna deprimida, la gran mayoría no puede hacerlo. Eso significa que hay menos utilidades junto al aumento artificial de la masa salarial. Pero las utilidades tributarán en régimen a una tasa del 27% (régimen parcialmente integrado), mientras que los salarios tributan en torno al 4% promedio. Este diferencial de tasas hace que la recaudación fiscal disminuya entre 570 y 1.700 millones de dólares, dependiendo de cuál sea el aumento artificial de salarios que induzca la reforma. Es decir, ¡este proyecto puede llegar a consumir recursos fiscales por hasta un 20% de la reforma tributaria! Sin embargo, nada de esto se hace presente en el informe financiero del proyecto. En síntesis, si se quiere que el proyecto de reforma laboral no provoque un daño significativo al empleo y a la actividad económica -especialmente de las pymes-, debería tener correcciones importantes en su discusión en el Senado. http://www.elmercurio.com/blogs/2015/08/10/34225/Como-mejorar-la-reforma-laboral.aspx
Información

editMedio de publicación

Prensa Escrita

faceTipo de contenido

Columna

styleCategorías

LaboralSector Público
imagen de card

Felipe Larraín

Doctor en Economía. Universidad de Harvard (EE.UU.). Ingeniero Comercial UC. Exministro de Hacienda. Profesor Titular Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UC.

searchVer más de este autor
Clapes UC | Centro Latinoamericano de Políticas Económicas y Sociales
Clapes UC
Avenida Libertador Bernardo O'Higgins 440, Piso 13. Santiago de Chile
phone +56 (02) 2354 2224