El problema fiscal es Codelco

Este gobierno mantendrá por dos años más el enorme déficit fiscal de 2015, de 3% del PIB (US$ 7.500 millones). En efecto, propone aumentar el gasto fiscal en 6,6% real en 2016. Si bien la recaudación crecerá por los aumentos en las tasas de impuesto, el lento avance de la actividad compensa y estanca la recaudación. Por eso, el Gobierno endeudará al Estado a gran velocidad durante 2016 y 2017. La novedad de estos anuncios es que por primera vez en 40 años, la nueva deuda pública que se emitirá durante todo un gobierno no aspirará a cubrir un bache transitorio en las finanzas públicas, sino un déficit fiscal permanente de gran tamaño. Esa no es una respuesta sabia a un déficit fiscal permanente. Es una respuesta en la que no hay sustentabilidad para los compromisos de apoyo público para los chilenos más pobres. Ella revela que el Estado chileno ya entró en la temida senda del populismo fiscal. La máxima deuda pública prudente para una economía dependiente de pocos productos de precio volátil, como es la chilena, es inferior a la máxima deuda pública que es prudente en economías más diversificadas o con ingresos más estables, como las de Brasil y Grecia. Por esto, el Estado chileno enfrentará topes a su endeudamiento externo mucho antes que Brasil y Grecia. Una de las amenazas que empeorarían esta senda está en la negociación anual con la Anef y los demás gremios del sector público. Ceder a los sindicatos estatales dos puntos porcentuales más de reajuste promedio de remuneraciones tiene un costo fiscal anual del orden de los US$ 250 millones. Esto empeoraría el déficit fiscal en otro 0,3% del PIB. Con todo, ese empeoramiento sería transitorio, pues tiende a ser revertido en las siguientes negociaciones anuales. El costo permanente equivalente podría ser menor. Hoy acecha al Estado un peligro mucho mayor: que varios de los cinco enormes proyectos de inversión "estructural" que Codelco ha pretendido iniciar con el fin de preservar el empleo, por US$ 25 mil millones, no sean rentables a los precios del cobre previstos hoy, ajustando por riesgo. No lo serán si continúan los abultados costos laborales que han hundido los márgenes en las divisiones existentes de Codelco. Cada proyecto estatal a pérdida exige aportes continuos del fisco durante décadas, como ocurrió en Ferrocarriles y en la división El Salvador. Si solo dos de esos cinco proyectos de inversión estructural rentaran -10% anual, crearían pérdidas combinadas por US$ 1.000 millones al año. Esto incrementaría el déficit fiscal permanente en 0,4% del PIB. Así, las pérdidas fiscales que están en juego en Codelco son varias veces mayores que las asociadas a la negociación con la Anef. Si bien en las últimas semanas la gerencia de Codelco inició una revisión a fondo de los cinco megaproyectos, ese ejercicio augura una confrontación con los sindicatos de Codelco, que se extenderá a una confrontación entre algunos parlamentarios de la Nueva Mayoría y el Gobierno. En esta confrontación se juega gran parte de la credibilidad de la promesa de "ajuste gradual" del déficit fiscal, en 0,25% del PIB cada año. Un poder excesivo de los sindicatos, basado en huelgas ilegales en su mayor parte, amenaza con arrojar al Estado a la insolvencia. La salida prudente sería una reforma laboral que elimine las actuales facilidades para la huelga ilegal, y que también frene el poder sobre los salarios cuando un empleador tiene una posición dominante, como la del Estado en algunos sectores. Podría basarse en mecanismos de mediación imparcial obligatorios y en una ampliación de la jurisdicción del Tribunal de la Libre Competencia. Su ausencia pone en riesgo la sustentabilidad del apoyo del Estado a los más vulnerables. http://diario.elmercurio.com/2015/10/16/editorial/tribuna/noticias/9476c39c-c119-4793-9b9e-5daf5226817d.htm