¿Estamos peor?

En años electorales, como el que recién comienza, son frecuentes las ácidas críticas a casi todo lo establecido. Si a esto le sumamos la seguidilla de dramas que transmiten día a día los noticieros y la incertidumbre que han generado las elecciones recientes en los países desarrollados, da la impresión de que el mundo no está mejorando. Antes de que llegue marzo, con sus candidatos y sus críticas, revisemos algunas tendencias para ver qué tan mal camino hemos tomado. En 1950 del total de personas del mundo, tres de cuatro vivían en condiciones de extrema pobreza; en 1981 este valor seguía siendo 44%. Hoy día, a pesar de las guerras y los refugiados, menos de un 10% de la población vive en estas condiciones. Por otro lado, los iletrados han disminuido pasando de ser ocho de cada diez personas en 1900 a menos de 1,5 por cada diez en 2015 (ourworldindata.org). No valoramos cuánto hemos mejorado, porque no nos imaginamos cuán mal estábamos y nos es fácil acostumbrarnos a tomar como dado un nivel de vida superior. La mejor salud de la que gozamos hoy tiene varias explicaciones, pero una cifra que resume en parte esta mejora es que en 1925 alrededor de 25% de los nacidos morían antes de cumplir cinco años; hoy este número asciende a tan sólo 4,3%. La evolución de los derechos y libertades ha seguido el mismo ritmo, en 1940 una sola persona de cada diez vivía en un país democrático, en cambio hoy son alrededor de 5,5 por cada diez. Vivimos en el momento, observamos el mundo como algo estático, y es por ello que nos cuesta valorar el progreso que se construye de a poco en el tiempo. Más aún, como las mejoras en bienestar son paulatinas, no son noticia. Por el contrario, ciertos eventos negativos logran gran cobertura, lo que ayuda a reforzar la visión errónea de que el mundo está peor. En este año de elecciones el llamado no es a ser conformistas, todavía queda mucho por hacer, sino que a valorar también todo lo bueno que hemos logrado juntos antes de votar por la retroexcavadora o vociferar Make Chile Great Again. Columna publicada en el diario Pulso.