Más allá del desempleo

La tasa de desempleo ha escalado hasta 6,8% en el trimestre marzo-mayo 2016, lo cual ciertamente es una mala noticia. Sin embargo, es necesario ir más allá de esta cifra para comprender correctamente el impacto de la desaceleración y los riesgos para los próximos meses. El desempleo corresponde a una situación extrema de ausencia total de empleo. Considerando la metodología utilizada en la encuesta del INE, significa que la persona no trabajó ni siquiera una sola hora a la semana. Dado lo anterior, es indispensable analizar la creación de empleo y su composición. De acuerdo con las últimas cifras, el empleo asalariado en el sector privado (que es el que se relaciona positivamente con el crecimiento económico) mostró un aumento anual de apenas 30.739 puestos, siendo que hace apenas tres meses atrás esa cifra rondaba los 120 mil. De esta manera, la situación rápidamente empieza a asemejarse a la ocurrida en 2014, donde se destruyó este tipo de empleo. Situación opuesta es la del trabajo por cuenta propia, que lidera por lejos el aumento de la ocupación. En efecto, en el último año hay 104.777 nuevos empleos de este tipo. El problema es que estos últimos tienen ingresos significativamente inferiores a los de los empleos asalariados, prácticamente carecen de protección social y son más afectados por el fenómeno del subempleo que otras categorías ocupacionales. Como la situación económica no ha dado muestras de mejoría, tampoco debería hacerlo el empleo asalariado en el sector privado. La escasez de oportunidades de empleo ha sido “contrarrestada” por el aumento de empleos por cuenta propia. Sin embargo, el autoempleo no puede sostener permanentemente tasas de desempleo bajas: las personas pueden tratar de salvar la situación trabajando en lo que sea, pero en algún minuto vuelven a dedicar sus esfuerzos a la búsqueda activa de un trabajo con mejores perspectivas de ingreso, lo cual presiona al mercado laboral. La última encuesta de Microdatos mostró una fuerte caída de los ingresos laborales de la cuenta propia, lo cual no es sorprendente dado el fuerte aumento de personas que están saliendo a las calles a vender alimentos, a cantar y tocar instrumentos al Metro o a transportar pasajeros utilizando sus propios vehículos, entre otros. A los primeros que entran a estas actividades no les va tan mal, pero cuando empiezan a sumarse cada vez más, el público para cada uno se reduce y, por ende, los ingresos obtenidos. Cuando se analiza el aumento de la cesantía en el último año, el 21% corresponde a personas que eran cuenta propia. Es decir, optaron por dejar de trabajar en ese formato para dedicarse a la búsqueda activa de otro empleo. Este es un cambio de tendencia importante respecto a 2015 y los meses previos, y que indica que efectivamente este grupo está empezando a trasladarse a una situación de desempleo, porque ya no quiere ejercer más como cuenta propia. En la medida que este proceso continúe, las cifras de desempleo serán más altas. Así, comienza a manifestarse con mayor nitidez el impacto de la desaceleración. Columna publicada en Pulso: http://goo.gl/0dw5r2