Opinando sin ser sancionado

La semana pasada se conmemoró el Día Mundial de la Libertad de Prensa, con el propósito de reconocer que una prensa libre, pluralista e independiente es un componente esencial de toda sociedad democrática. Sin embargo, a pesar de la importancia de esta, sólo 13% de las personas viven en países con prensa libre, según el Índice de Libertad de Prensa. Peor aún, el índice alcanzó en 2016 su peor nivel en 13 años. Uno de los casos más destacados en cuanto a retrocesos en la libertad de prensa en 2016 fue el de Turquía, donde el Presidente Erdogan luego del intento de golpe en su contra cerró el periódico de mayor circulación y más de 100 agencias de noticias, publicaciones, radios y estaciones de televisión. A los chilenos, no obstante, este no es uno de los temas que más les preocupa. Afortunadamente tenemos una buena cobertura de noticias políticas, los periodistas en general pueden realizar su trabajo sin ser amenazados y la presión del Estado sobre los medios es baja, lo que explica porque Chile es considerado el segundo país con más libertad de prensa de Sudamérica (después de Uruguay). Lamentablemente, fuera de estos dos casos el desempeño de los países sudamericanos es lamentable: Ecuador y Venezuela son considerados como “no libres” y el resto como “parcialmente libres”. La falta de libertad de expresión en Venezuela ha sido un tema recurrente; recordemos, por ejemplo, que hace pocos meses el Gobierno decidió retirar la señal de CNN en Español del aire, días después de que esta emitiera una investigación sobre la presunta emisión fraudulenta de pasaportes y visas venezolanos. El caso de Ecuador es menos citado pero igualmente lamentable. El saliente Presidente Rafael Correa aprobó una Ley de Comunicación con amplias atribuciones de censura. Ley implementada por un consejo leal al oficialismo y que le brinda poderes para reprimir el disenso. Por ejemplo, la primera sanción fue para el dibujo en un periódico que según la Superintendencia de Comunicación (Supercom) “apoyaba la agitación social”. Sorprendentemente, estas sanciones no se limitan a los artículos publicados, sino que recientemente la Supercom también amonestó a siete medios por no publicar una noticia sobre el candidato opositor que consideraron “trascendente”. En resumen, si estuviéramos en Ecuador esta columna probablemente sería sancionada, habría que pagar una multa y PULSO se vería obligado a publicar una rectificación. La Bolivia de Evo está mejor rankeada que Ecuador, pero aun así sólo es considerada “parcialmente libre”. El Gobierno ha ido paulatinamente tomando control de la prensa, por lo que ha disminuido la independencia de los medios. En palabras de Evo de septiembre de 2013: “Ahora quedan 10% o 20% de (medios) opositores”. Ante este panorama han aparecido quienes abogan por un periodismo independiente, como es el caso del diario Página Siete; sin embargo, la tarea no es fácil ya que se ven enfrentados a campañas de desprestigio y amedrentamiento por parte del Gobierno y el resto de los medios paraestatales. Incluso uno de estos tildó a Página Siete de “pastiche opositor y prochileno”. Prochileno… ¡Qué ofensa! Escuchar las historias de nuestros vecinos lleva a agradecer lo que tenemos en términos de libertad de prensa. Un logro en el que han participado tanto los privados como el Gobierno y que hay que cuidar, ya que es fundamental para la democracia. Eso no significa cantar victoria, ya que todavía estamos lejos de ocupar los primeros puestos del ranking, pero es importante tomar conciencia de la realidad que enfrentan nuestros vecinos, la realidad a la que no queremos llegar. Columna publicada en el diario Pulso.