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Presupuesto 2016: La política fiscal toma relevancia

24 de septiembre del 2015


El presupuesto del sector público para 2016 debe ingresar a más tardar el próximo 30 de septiembre al congreso nacional. Comenzará en ese momento una discusión que se debe extender como máximo por dos meses. En general, las grandes líneas de este presupuesto son conocidas: el PIB de tendencia en 3.6%, el precio de largo plazo del cobre en US$2.98 por libra y seguramente el gasto público creciendo en términos reales entre 4 y 4.5% anual (de acuerdo a lo que ha trascendido). Claro, eso son los titulares de esta noticia. La confección de este presupuesto es particularmente complicada porque la economía se ha desacelerado de forma muy pronunciada, lo que junto al menor precio del cobre disminuye considerablemente los ingresos fiscales. Además se hereda del presupuesto del año anterior un nivel de gasto muy alto (recordemos que el año pasado se anunció un crecimiento gasto de casi dos dígitos) lo que hace difícil cuadrar una ecuación que permita cerrar el déficit fiscal. De hecho, los gastos comprometidos (es decir gastos para el año 2016 que vienen de compromisos ya adquiridos en el presupuesto de 2015) deberían crecer algo más de 6% real, de acuerdo a lo indicado en el informe de finanzas públicas de octubre de 2014. De ahí que el esfuerzo de reasignaciones y priorización que debe realizarse es importante para mantener el gasto creciendo entre 4 y 4.5% real. Pero este presupuesto seguramente traerá varias otras noticias. Por ejemplo, ¿cuánto será el déficit efectivo? Hay muchas razones por las que interesa este tema. Primero, porque es un tema muy relevante para el mercado financiero. El hecho que haya un déficit requiere que éste se financie, lo que puede realizarse de múltiples formas, pero las más importantes son la emisión de deuda pública o alternativamente la venta de activos del fisco -donde destacan los fondos soberanos. A mayor déficit, se requiere mayor emisión de deuda y/o mayor venta de activos. Es por lo tanto importante conocer la proyección de la magnitud del déficit efectivo de 2016. ¿Qué sabemos del déficit para 2016 por el momento? En el informe de las finanzas públicas de octubre de 2014 proyectó un déficit presupuestario de 1.7% del PIB para 2016. Dicha proyección tenía como supuestos un crecimiento del PIB de 4.3% y un precio del cobre en 307 centavos la libra para 2016, demasiado altos a la luz de la actual coyuntura. Seguramente lo que veremos en los próximos días es que para el nuevo presupuesto que se anunciará, los supuestos usados serán bastante menores -y más realistas-, por lo que el déficit efectivo será mayor, posiblemente cercano a 3 puntos del PIB. Con esto, el fisco requerirá emitir deuda (neta de amortizaciones) por 8.000 millones de dólares, si consideramos que además debe financiar bonos de reconocimiento. La segunda razón por la que importa el déficit efectivo es que el financiamiento del déficit -a través de la venta de activos o por emisión de deuda- empeora la posición patrimonial del fisco, es decir la diferencia entre el valor de los activos y los pasivos del fisco. Si el déficit lo financiamos vendiendo activos, el patrimonio fiscal cae; si alternativamente no vendemos activos pero emitimos deuda; el patrimonio fiscal cae en el mismo monto. Es decir, da lo mismo la forma del financiamiento, sea venta de activos o emisión de deuda o una combinación de ambos; el hecho es que la situación patrimonial empeora. Hay varias medidas para el patrimonio del fisco, una de ellas es la que se conoce como la posición financiera neta que publica la Dirección de Presupuestos (DIPRES), esta medida incluye los activos más líquidos del fisco, y a fines de 2014 llegaba a menos 2.2 puntos del PIB (posición deudora). Existen otras medidas, que incluyen además otros activos (menos líquidos). En ese caso, el fisco aún mantiene una posición acreedora. Si consideramos la medida publicada por la DIPRES junto a un déficit fiscal efectivo de 2015 cercano 3 puntos del PIB y que además se debe financiar bonos de reconocimiento, tendremos que es bastante factible que la posición financiera neta cierre cercana a menos 6 puntos del PIB en 2015. De ahí que el déficit de 2016 sea tan relevante porque mientras mayor sea este déficit más rápido empeorará la situación patrimonial. Si mantuviéramos déficit fiscales que bordeen los 3 puntos del PIB por 3 o 4 años más, llegaríamos en ese horizonte de tiempo a una posición deudora de entre 15 y 20 puntos del PIB, usando esta medida de la DIPRES. ¿Cuáles pueden ser las consecuencias? Varias, la más obvia es que al tener mayor deuda neta, el costo de financiamiento para el Fisco aumenta y, éste es usualmente la referencia que usa el mercado internacional como base para las tasas que les pedirá a las empresas chilenas si ellas emiten deuda. Sólo para tener una idea, en nuestra situación actual (con una posición financiera neta de menos 6 puntos del PIB) el bono emitido por el fisco a 10 años se transa con un pequeño spread (o diferencia de tasas) de casi 2.5 puntos base respecto un bono similar emitido por el gobierno de Estados Unidos. De igual forma a otros países con mayor deuda neta se les pide un mayor costo de financiamiento. Por ejemplo, Colombia (con deuda neta de gobierno de 30 puntos del PIB) se transa con un spread versus Estados Unidos de 5.8 puntos base mientras que Brasil que tiene una deuda neta de 35 puntos del PIB se transa con un spread aún mayor, de 14 puntos base. Estas mayores tasas tienen consecuencias: por ejemplo en menor inversión y por lo tanto menor crecimiento del stock de capital y del PIB. Otra noticia que nos traerá el presupuesto es la proyección de la situación fiscal entre 2017 y 2019. Este es un ejercicio que usualmente se realiza en los informes de finanzas públicas de DIPRES que acompañan al presupuesto y que este año será particularmente importante porque nos dará una idea de la trayectoria de cierre del déficit fiscal estructural de la economía. Hasta el año pasado se proyectaba cerrar el déficit estructural en 2018. Sin embargo, dada la caída de ingresos del fisco y los altos gastos heredados del presupuesto 2015, es difícil cumplir dicha trayectoria. Esta noticia es relevante porque una proyección de déficit fiscal para cada año, nos permitirá tener una idea de hacia dónde evolucionará la posición financiera neta. Las decisiones de gasto que se tomen en este año afectarán a los siguientes años porque el gasto público tiene mucho de arrastre y de inercia. La política fiscal toma relevancia, y la idea fuerte es priorizar gasto para eliminar parte de la inercia del gasto y así quitarle presión a mayores déficits futuros y evitar un mayor empeoramiento de la posición financiera neta. Columna publicada en el diario El Mercurio.
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Rodrigo Cerda

Doctor y Master en Economía, Universidad de Chicago. Ingeniero Comercial y Magíster en Macroeconomía UC.
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