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Producto potencial: evitemos su desplome

24 de abril del 2015


 

La tasa de crecimiento de la economía en el mediano y largo plazo (comúnmente conocida como crecimiento del producto potencial) es clave para el crecimiento de los ingresos fiscales, las decisiones de inversión y empleo que toman las empresas y el crecimiento de los salarios, entre muchas variables. Al final del día afecta prácticamente a todas las variables económicas. En general, a mayor crecimiento potencial, mayor crecimiento de los ingresos fiscales, mayor inversión y empleo y mayor crecimiento de los salarios reales.

Durante varios años la discusión del producto potencial se ha centrado en el trancazo de la productividad. Hoy hay dos luces amarillas adicionales a productividad que pueden afectar la evolución futura del PIB potencial. Éstas tienen alto riesgo de disminuirlo de forma importante.

La primera es el crecimiento del capital. No sólo por el hecho que la inversión haya caído en 2014, sino que porque da la impresión que la tasa de inversión de la economía, que es el principal insumo para el crecimiento del stock de capital, será más baja en el mediano y largo plazo. Razones hay varias, entre ellas los efectos de la reforma tributaria que debería disminuir la rentabilidad después de impuestos de la inversión. Hace pocos días atrás, el Fondo Monetario internacional dio a conocer su último informe con proyecciones macroeconómicas para cerca de 189 países, dentro de los que está Chile. Una de las proyecciones del Fondo Monetario es que la tasa de inversión de la economía Chilena (a precios corrientes) disminuiría desde un promedio de 24% del PIB entre 2010-2013 a sólo un promedio de 21.3% entre 2014-2020 (ver gráfico 1).

Recién en 2020 tendríamos una tasa de inversión acercándose a 22% del PIB. Estos números son consistentes con un crecimiento de stock de capital del orden de 4% promedio entre 2014 y 2020; lejos de los crecimiento cercanos al 6% en stock de capital que hemos tenido años anteriores. Este efecto por si sólo puede representar cerca de un punto menos de crecimiento potencial.     

Incentivar el crecimiento del capital por medio de mayor inversión es un imperativo y las políticas económicas deben apuntar en ese sentido. Entre otras cosas es importante disminuir ruidos en los procesos de inversión como la judicialización de la inversión y realizar una evaluación exhaustiva de los impactos de la reforma tributaria sobre la inversión para corregir lo que sea necesario.

 

 

Gráfico 1: Tasa de Inversión, % PIB, 2010-2020

(2015-2020 proyección del FMI)

 

La segunda luz amarilla es el crecimiento del empleo. Esto no se debe simplemente a la debilidad del mercado laboral que ocurre hoy por la desaceleración económica. No, es un tema mucho más profundo. El crecimiento de la población en edad de trabajar, que es la principal fuente de nuevos trabajadores y empleos, fue de 1.6% promedio entre 1996 y 2010 pero disminuirá a sólo un 0.6% promedio entre 2015 y 2020. De hecho desde 2025 en adelante se proyecta que la población en edad de trabajar disminuya en nuestro país (ver gráfico 2 que utiliza datos de CELADE-CEPAL). Este debe ser uno de los cuellos de botella más importantes para el crecimiento potencial futuro. Una caída de la magnitud que estamos considerando en la fuerza de trabajo puede traer por si sólo cerca de medio punto menos de crecimiento potencial.

En el caso del empleo, hay posiblemente tres caminos que nos permitirían subsanar esta barrera para el crecimiento potencial. La primera luz de esperanza en el corto y mediano plazo es la participación laboral de las mujeres, que ha ido en aumento en los últimos años pero que tiene todavía espacio para seguir aumentando (si nos comparamos con países desarrollados). La segunda es una mayor incorporación voluntaria de nuestros adultos mayores al mercado laboral. La tercera es desarrollar una política de inmigración adecuada que proteja el acceso al trabajo de nuestros compatriotas, pero que también entregue incentivos para que algunos de nuestros vecinos decidan trabajar en Chile.

Cualquiera sea la política económica a implementar, relativas al mercado laboral o a la inversión, estamos contra el tiempo. Y retrasar su implementación nos puede llevar a encontrarnos con un desplome en el producto potencial en los próximos años.

 

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Rodrigo Cerda

Doctor y Master en Economía, Universidad de Chicago. Ingeniero Comercial y Magíster en Macroeconomía UC.
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