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Propuesta previsional para olvidar

17 de junio del 2016


EL DEBATE sobre previsión se reactiva. La Comisión Asesora Presidencial hizo 58 propuestas específicas, además de otras que llamó “globales”. Aquí cuestionamos la primera de ellas. Hace 64 años que Chile tiene subsidios a la tercera edad que buscan reducir la pobreza. Se iniciaron en 1952, con el subsidio de pensión mínima, extendido a todas las cajas en 1963 y al sistema de capitalización en su creación. También brindó un apoyo importante la pensión asistencial, creada en 1975 por Miguel Kast. En 2008 Chile reformó esos sistemas, copiando el diseño que había ideado y aplicado Finlandia desde 1959. También aprovechó que el gasto en subsidios de pensión mínima para el sistema antiguo está cayendo, para subir la pensión asistencial (ahora básica) y crear un nuevo subsidio. Esa innovación fue el “Aporte Previsional Solidario” (APS). El monto varía entre personas, pues es igual a la pensión básica menos aproximadamente 30% de la suma de: (i) la pensión autofinanciada individual, (ii) la pensión de viudez si estaba casada, y (iii) el subsidio de pensión mínima (sólo para los pensionados de las Cajas, pues los pensionados del sistema de capitalización fueron discriminados y excluidos en 2008). Lo importante es que el APS está focalizado, porque decrece a medida que esa suma aumenta. El APS llega a cero cuando esa suma de pensiones es $ 291.778 al mes. Un segundo requisito para acceder al APS es que la persona de la tercera edad resida en un hogar en el 60% más vulnerable, según un puntaje obtenido de datos recaudados por la Ficha de Protección Social y otras fuentes. Este requisito se justifica así: en hogares de ingresos medio altos hay personas que eludieron sus cotizaciones, otras que usaron la exención legal de cotizar por medio de trabajar independiente, y otras que no trabajaron remuneradamente y no cotizaron. Por eso mismo ellos tienen una baja pensión en los sistemas obligatorios, pero les fue bien en la vida porque residen en un hogar del 40% más rico. La propuesta específica N° 1 es relajar este requisito desde 60% hasta 80%. El costo fiscal sería pequeño en un inicio, pero subiría a 0,15% del PIB dentro de 20 años. Se trata de 375 millones de dólares al año. Con eso se podría subir la pensión básica y todos los aportes APS en $ 24.000 al mes para siempre. ¿A quién subsidiaría esta medida? A personas en hogares de ingresos medio-altos (percentiles 61 al 80) que eludieron cotizar en forma reiterada, a otras que aprovecharon la exención legal de cotizar que privilegia a independientes y empresarios, y otras que no trabajaron remuneradamente. Sin embargo, quienes superan el percentil 60 son justamente aquellos que tuvieron éxito en construir su propia “pensión voluntaria”, sea ahorrando e invirtiendo por su cuenta, o educando hijos que tienen un buen pasar y les ayudan en la vejez. A quienes tuvieron menos éxito, como registra el haber quedado bajo el percentil 60, se les subsidia hoy. ¿Por qué subsidiar a quienes tuvieron éxito y se las arreglan bien? Con las tasas de pobreza infantil que hoy aquejan a Chile (21,6% para niños de 4 a 17 años, versus 8,4% para personas 60 y más años), este no es un uso sabio de recursos fiscales escasos. Se habría esperado que el Informe de la Comisión ofreciera una defensa detallada y cuantificada de su propuesta N°1. No la da.
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Salvador Valdés

Ing. Civil UC. Ph.D. en Economía MIT.
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