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Tragedia Griega

6 de julio del 2015


Sófocles, Eurípides y Esquilo, los más grandes poetas trágicos griegos de la antigüedad, podrían haber escrito el guión de la actual tragedia griega. Grecia completó 6 años de recesión; el producto interno (PIB) ha caído más de 20% y el desempleo se empina al 26%. Ahora tienen feriado bancario y corralito, que permite girar un máximo de 60 euros diarios por persona; una confiscación escandalosa a los depositantes. Por eso, Angeliki Andreaki, de 83 años, declaró al salir de un cajero automático en Atenas: “Tsipras ha convertido a este país en Corea del Norte”. En rigor, los problemas se originaron mucho antes del actual gobierno, con el engaño en las cifras fiscales y la posterior ineficacia de distintas administraciones en atacar el problema en su raíz: reducir la evasión fiscal y el clientelismo, reestructurar la deuda y las finanzas públicas, y generar las condiciones para retomar el crecimiento. Grecia creció menos de 1% en 2014 pero había una esperanza de mejoría, aún en condiciones muy precarias. Sin embargo, la llegada de Syriza y el Primer Ministro Tsipras ha significado un claro retroceso. Prometieron una permanencia en la zona del euro sin dolor; pero eso es prácticamente imposible. Con una deuda pública de 180% del PIB, recontratar los empleados públicos y paralizar las reformas los ha puesto al borde del precipicio.   La moratoria en la deuda pública y los controles de capitales no necesariamente significan salir del euro. Habría un último esfuerzo de negociación, pero aún si el referéndum de hoy domingo es favorable a la propuesta de los acreedores (lo que es difícil) es complejo ver cómo seguirá el proceso cuando el gobierno hizo campaña en contra. La eventual salida de Grecia del euro no significa que salga de la Unión Europea. Pero si ello ocurre, quienes dentro de ese país tienen sus depósitos, salarios e ingresos en euros, en el futuro los tendrían en dracmas. Y serán confiscados –ya lo están siendo. Esta película la conocemos de cerca – ya la vivieron los argentinos a comienzos de la década pasada.   Las autoridades de la Eurozona deben mostrar la flexibilidad necesaria para llegar a un acuerdo con Grecia, pero no a cualquier costo, aunque hoy el sistema financiero europeo es mucho más sólido y menos expuesto a Grecia que en 2012. Ellas deben intentar que Grecia permanezca en el euro, pero sin torpedear la institucionalidad; y probablemente piensan que si ceden a lo que demanda el gobierno griego, el daño de mediano y largo plazo para el euro es muy alto. Hay un delicado equilibrio entre las concesiones y el cuidado de la institucionalidad. Después de todo, la Eurozona es un club voluntario: no hay nadie obligado a quedarse, pero los que se quedan deben respetar ciertas reglas mínimas.   Por lejos, los más perjudicados de esta tragedia son los propios griegos. Además de la recesión y el desempleo, hace 6 meses que están sacando sus depósitos de los bancos; y de no haber sido por el apoyo del Banco Central Europeo, hace rato que la liquidez se les habría acabado. Quienes lograron sacar sus ahorros son principalmente personas de mayores ingresos, y quedaron cazados amplios sectores de clase media y de menores ingresos. Pero también se perjudica la Eurozona. Aunque la economía griega es menos del 2% de esa región, hay contagio financiero. Los países más débiles de la zona –Chipre, España, Portugal, Italia, entre otros-- verán aumentar las tasas a las que podrán financiar sus necesidades de endeudamiento y ello hará más difícil servir sus deudas.   En Chile el impacto será muy acotado, En 2014 exportamos a Grecia sólo 155 millones de dólares e importamos apenas 23 millones de dólares desde allá. Pero mucho depende de cuánto sea el efecto en Europa, que recibe cerca del 20% de nuestras exportaciones. La mayor parte del posible efecto en nuestro país sería por contagio financiero más que por razones comerciales. Habría algunos efectos cambiarios, con un euro más débil, un dólar más fuerte y una depreciación del peso chileno respecto del dólar. También puede afectarnos una reducción del apetito por activos emergentes en el mercado accionario y en el de renta fija. En cualquier caso, aunque hoy se estén impulsando políticas equivocadas en Chile, nuestro país aún tiene una base económica y fiscal sólida para resistir el embate griego. Publicada en La Tercera, de de julio de 2015    
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Economía Internacional
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Felipe Larraín

Doctor en Economía. Universidad de Harvard (EE.UU.). Ingeniero Comercial UC. Exministro de Hacienda. Profesor Titular Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas UC.

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