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Incorporando los riesgos climáticos al análisis macroeconómico

30 de abril del 2024


Incorporando los riesgos climáticos al análisis macroeconómico

Incorporando los riesgos climáticos al análisis macroeconómico

Tanto para los gobiernos como para las empresas, la identificación de los riesgos más relevantes con mayor probabilidad de ocurrencia y/o mayor impacto esperado es especialmente importante para tomar mejores decisiones en un entorno altamente cambiante. 

Las proyecciones económicas normalmente se hacen para escenarios de estabilidad, en los que, por ejemplo, las variables vuelven a sus niveles de largo plazo en un horizonte de tiempo determinado. Estos escenarios muchas veces no se cumplen por la existencia existencia de shocks que por definición son muy difíciles de anticipar, tales como conflictos bélicos, eventos financieros o climáticos. La forma de lidiar con la posibilidad de que ocurran estos eventos es considerar considerar escenarios de riesgo al momento de hacer proyecciones.

Así como los riesgos geopolíticos o los inflacionarios que hoy destacan como los más importantes para el corto plazo, los riesgos físicos (alza del nivel del mar, sequías u olas de calor) y los riesgos de transición (tensiones sociales por la reducción de subsidios fósiles o impactos regresivos no intencionados de impuestos) de la acción climática han ganado relevancia relevancia para el análisis económico. 

Sin embargo, el cambio climático no solo es sinónimo de riesgos, sino también de oportunidades. Las medidas de adaptación y mitigación requieren grandes inversiones, por ejemplo, en infraestructura para aumentar la resiliencia ante eventos climáticos adversos o inversiones en fuentes de energía renovable que permiten reducir los contaminantes globales que exacerban el calentamiento global, cuyo financiamiento es canalizado a través del mercado de capitales. 

Asimismo, el cambio climático genera una gran oportunidad para países productores de materiales que se usarán con intensidad en el proceso de transición energética. Este es el caso de Chile con el cobre, el litio y el hidrógeno verde. No en vano, gran parte de la estrategia de crecimiento de nuestro país en los próximos próximos años descansa en el desarrollo de estas tres industrias.

Una parte de estas inversiones está siendo realizada por los gobiernos, pero como sabemos, los recursos fiscales son escasos y compiten con una serie de demandas sociales, de manera que es fundamental que los Estados no solo permitan, sino que faciliten y promuevan la realización de estos proyectos energéticos o mineros por parte del sector privado. Donde sí han avanzado los gobiernos es en el diseño o contratación contratación de instrumentos financieros acordes con la mayor importancia de los riesgos climáticos. Es el caso de la contratación de seguros catastróficos, la emisión de bonos verdes e incluso la creación de fondos soberanos especiales. 

Los riesgos y consecuencias de los fenómenos climáticos refuerzan la necesidad de que los países recuperen los buffers fiscales. Para Chile, el FMI recomienda recomienda recomponer el Fondo de Estabilización Económica Económica y Social hasta un nivel equivalente a US$ 21 mil millones, desde los actuales US$ 5 mil millones. Para lograr este objetivo, será necesario generar superávit fiscales por algunos años, algo que no está aún internalizado en la gestión de las finanzas públicas. Es decir, no solo debemos avanzar en reducir los déficits fiscales fiscales y estabilizar la deuda pública, sino que el esfuerzo debe ser aún mayor para recuperar los ahorros usados durante las crisis previas. 

Finalmente, es necesario recordar que una característica central del cambio climático es su dimensión global. Los esfuerzos individuales de los países en esta materia, especialmente si son pequeños, no serán suficientes para reducir el calentamiento del planeta. En este ámbito, los organismos internacionales tienen un rol importante que jugar, especialmente en el apoyo a países más pobres y en la coordinación de las grandes naciones. Sin embargo, en un escenario de creciente fragmentación, de aumento del proteccionismo y de estrechez fiscal, la lucha contra el cambio climático resulta una tarea cada vez más desafiante, en la cual el sector privado deberá jugar un rol protagónico.

“Los riesgos y consecuencias de los fenómenos climáticos refuerzan la necesidad de que los países recuperen los buffers fiscales. Para Chile, el FMI recomienda recomponer el Fondo de Estabilización Económica y Social hasta un nivel equivalente a US$ 21 mil millones, desde los actuales US$ 5 mil millones”.

 

AutorHermann González

Fuente: El Mercurio - Energía & Sustentabilidad, Página 20.

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Hermann González

Ing. Comercial y Magíster en Economía UC.

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