14 de junio del 2019
Tradicionalmente, el Efecto Trabajador Adicional (AWE, por sus siglas en inglés) se refiere al ingreso de la mujer al mercado laboral como respuesta al desempleo de su esposo. Eso es lo que abordan los investigadores en el documento, donde estudiaron si otro tipo de shock a la economía del hogar produce un AWE. Específicamente, utilizando datos de la Encuesta de Protección Social, analizaron cómo cambia la oferta laboral de la mujer cuando su esposo padece de un nuevo problema de salud.
Las dolencias consideradas en esta investigación son el diagnóstico de artritis, asma e hipertensión. Estas patologías crónicas cuentan con una importante propiedad para efectos de este estudio: mientras la artritis suele producir algún grado de incapacidad, el asma y la hipertensión, cuando se tratan apropiadamente, rara vez afectan la funcionalidad del individuo.
En esa línea, encontraron que los diagnósticos de asma e hipertensión no inducen un AWE. En el caso de la artritis, el trabajo revela la existencia de efectos diferenciados por cohortes etarias. Concretamente, se encuentra que la probabilidad de ingreso de la mujer al mercado laboral en un periodo de tres años aumenta en 50 puntos porcentuales cuando a su esposo se le diagnostica esta enfermedad y tiene entre 18-44 años. Este efecto desaparece en los rangos etarios posteriores, lo cual sugiere que al investigar el impacto de los problemas de salud, las diferencias entre las distintas etapas del ciclo de vida deben ser consideradas (las enfermedades crónicas y deshabilitantes constituyen un riesgo significativo para la economía de los hogares más jóvenes).
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